La mejor perspectiva para hablar sobre la vida es la de alguien que ya la ha vivido. La luz se ve mejor desde el final del túnel. Pero, para entonces, ya no podemos ver.
Desde que era un niño, me he preguntado acerca del mundo y del papel que yo juego en él. Me he preguntado acerca de las responsabilidades que uno adquiere cuando se es, únicamente por el hecho de ser.
En un primer momento, la búsqueda de mi verdad fue decepcionante: no encontré respuestas.
Algo me hizo pensar que, al igual que ocurre con el principio de incertidumbre, la verdad se esconde cuanto más la buscas. Así que dejé de buscarla.
Desde entonces, lo único que hice fue caminar. Si lo que se entiende por caminar es simplemente cambiar de posición mientras el tiempo pasa; con la peculiaridad de que no sabía adónde iba, como si fuese un explorador sin brújula.
La falta de rumbo en mis pasos me llevó a un mundo hostil, lleno de obstáculos. Y me pasé la vida tropezando en caminos sin piedras, que llevaban a lugares remotos, desconocidos aún por el resto de los hombres.
Todos esos caminos, absolutamente todos, acababan en el mismo lugar: en ninguna parte.
Al descubrirlo, me di por vencido. Yo, que ya había recorrido todos los caminos del mundo, podía estar seguro de que ya no encontraría las respuestas que buscaba, porque no quedaban lugares en los que buscar.
Lo único que podía hacer era regresar por donde había venido. Así que seguí mis huellas.
Pero, al mirar atrás, advertí que los lugares por los que ya había pasado eran ahora diferentes. Nada era como antes. Y, al instante, comprendí lo que aquéllo significaba: lo único que trasciende al cambio son las huellas que dejamos.
Así fue como supe que sólo se permanece en este mundo si uno pisa bien fuerte por donde camina. Y así fue como entendí que la razón por la que se ha de vivir es la de dejar un camino para quien decida seguir tus pasos. Porque la única vida por la que vale la pena morir es aquélla que transciende a la propia muerte.
Desde entonces, no hago más que dejar huella allí en donde hay tierra que pisar. Y eso será lo único que haga, hasta que llegue la luz.
La única forma de encontrar la verdad es dejar de buscarla.