Jugaré con fuego hasta quemarme.
Perderé mi miedo
cuando ya no quede nada en que perderme.
Como un ciego aprenderé
que no son los ojos los que ven:
es el alma la que siente.
Y sentiré que ceniza es lo que soy,
que piel es lo que fui
y lo que ya no podré ser.
Sentiré que ya no puedo ver.
Y sentiré
que he dejado de sentir.