Puedo jurar que es cierto:
no se necesita ver para querer.
Al menos yo,
que quiero más cuanto menos veo.
Al menos yo,
que veo menos cuanto más quiero.
Al menos yo,
que, aunque viejo conocido, me presento:
soy el ciego que no sabe vivir sin morir por ti
y aprendió a matar muriendo contigo.