El mayor de mis defectos es que siento demasiado. Pero también es la mayor de mis virtudes.
Porque sentir tanto como siento es la única manera de sacar todo lo que guardo dentro y dártelo. Que todo lo que tengo, si es que aún me queda algo, es lo poco que me falta por quitarme de lo mucho que te falta por llevarte de mí.
Que sé que te pertenezco y así debe ser. Que, si somos lo que sentimos, entonces somos de quien nos hace sentir.
Y nadie ha sentido tanto como nosotros.
Ahora que ya no nos queremos; ahora que el pasado es más presente y no tenemos un futuro hacia el que ir. Ahora déjame decirte que sentirnos fue suficiente. Al menos, suficiente para mí.
Y lo que nos queda por sentir.
Y lo que nos queda por querer, si es que aún nos queda algo.
Que lo único que aprendí, no sé si de ti o contigo, es que nadie elige su suerte. Yo nunca elegí sentirte. Tú nunca elegiste tenerme.